Seedorf y la osmosis

Me ha hecho gracia ver este vídeo. Por un momento me he imaginado tener a Seedorf de jefe y me he puesto a pensar qué tipo de jefe sería.

Seedorf fue siempre un tipo peculiar. Ocupó la banda derecha de aquel Ajax legendario que hizo historia en los 90 por su juego metódico y coordinado. Clarence ya no estaba, el año anterior se había ido ya a la Sampdoria, pero tuve la ocasión de verlos en directo (desgraciadamente) en aquel 0-2 de Copa de Europa y verles moverse en el campo era impactante. A pesar de la humillación de aquel día, uno no tuvo la sensación de asistir a algo histórico. Aquel equipo se movía con una coordinación tan perfecta que recordaba a los aun inquietantes movimientos sincronizados de los bancos de peces. Siempre bien colocados, siempre en superioridad, siempre el pase a tiempo. Jugaban un partido que parecía que ya habían visto antes. Como si adivinaran los movimientos que iban a hacer los jugadores del Madrid.

De esa escuela vino Seedorf al Real Madrid. Pero hay algo inquietante que siempre rodea a los jugadores que llegan al club. Es como si sufrieran un proceso de osmosis a gran escala pero donde la influencia no es del todo recíproca. Al final el jugador acaba absorbiendo nuestros vicios siendo incapaz de traspasarnos sus propias virtudes. Algún día alguien tendrá que escribir sobre ello.

Porque el Seedorf del Madrid fue un jugador díscolo, irreverente, con el grado de locura que suelen aportar los genios. Hasta al mejor Jefe de Champions que he conocido, Capello, le costó dominarle. Tuvo discusiones con todos los entrenadores que coincidieron con él en su etapa en el club. Era uno de mis jugadores favoritos (una cosa no quita la otra) pero siempre me quedó la sensación que hubiésemos ganado mucho como equipo si nos hubiéramos Seedorizado. Clarence acabó siendo cedido y terminó su carrera siendo un Guti mejorado. Como Sneijder. Como ¿James?

 

 

 

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