Ahora sí, caretas fuera.

Una visión sobre la caída de Ciudadanos y el fracaso de los partidos liberales.

Si hay algo en lo que no podrá escudarse Rivera ante el presumible descalabro que sufrirá en las próximas elecciones es en alegar que le pilló por sorpresa. 

Su historia no es muy diferente a la que ya sufrieron otros partidos liberales con mayor solera que C’s en Europa. El Partido Liberal Demócrata británico y el FDP alemán sufrieron una crisis bestial de identidad y resultados justo después de pasar por un gobierno de coalición con su cercano conservador.


Mi opinión es que los partidos liberales europeos, en su mayoría de corte progresista, aún no han conseguido resolver los 3 problemas principales que lastran mucho su crecimiento en países de tradición bipartidista:

  • La retención del votante cabreado con la derecha conservadora que inicialmente se suma a la causa atraído por las propuestas económicas. Este votante se ha demostrado que suele ser pasajero.
  • La polarización habitual en la que suelen terminar las campañas electorales que acota los temas de debate a apenas dos o tres aspectos (aguas en las que los populismos suelen moverse con mayor facilidad)
  • La retención a medio plazo del liberal más purista (libertario) que acoge con ilusión el nacimiento de un partido de estas características pero al que acaba viendo algo descafeinado por sus medidas progresistas.

Convengamos que definirse como liberal cada vez tiene una mayor aceptación en la sociedad. Desde hace unos años, el uso del término liberal ha conseguido superar la barrera de la superioridad moral e intelectual que históricamente siempre había recaído en el comunismo. 

Liberal: se aplica a la persona que es abierta y respetuosa con otras personas y sus opiniones, que tiene costumbres e ideas libres y sin prejuicios y favorece las libertades individuales” “Liberalismo: doctrina que propone la libertad y la tolerancia en las relaciones humanas oponiéndose al absolutismo, al despotismo ilustrado y al conservadurismoEstas son las definiciones a las que cualquiera puede acceder rápidamente gracias a Wikipedia. ¿Quién puede oponerse a eso? Y en caso de que alguien lo haga ¿en qué parte de esa definición no estaría de acuerdo? 

Porque al igual que ocurre con el comunismo, los problemas no surgen con su definición sino con la puesta en práctica de sus principios. Y en el caso concreto del liberalismo, que deriva en el capitalismo más salvaje, ocurre porque en su concepción más pura presupone que todos los seres humanos nacemos libres e iguales y que es la intervención del Estado la que lo pervierte. Pero la realidad es que esa percepción es irreal. Es mentira que los individuos nazcan con los mismos derechos, y es por eso que el Estado debe garantizar, a través de diferentes medidas de control, que efectivamente se consiga ese objetivo. Pero bueno, creo que este punto requiere, quizá, de otro artículo que ya escribiré llegado el momento. 

El caso es que una parte de la sociedad había encontrado el arma ideológica perfecta con la que combatir los ideales de la izquierda. Así que la extensión de estos mensajes calaron con tanta fuerza, que prácticamente no hay ningún país en el que la primera o segunda fuerza política no lleve esa palabra en el argumentario.

¿Pero votar a un partido liberal progresista es ser rojo o es ser azul? Una pregunta que no tiene fácil respuesta y que deriva en el principal problema que aún no han conseguido resolver este tipo de partidos: la tasa de retención y fidelización de sus votantes suele ser la más baja con respecto a otros partidos ya que estos, en su mayoría, sí cuentan con un claro posicionamiento dentro del eje izquierda/derecha. No podemos obviar que hay una mayoría de la sociedad que aún sigue votando en clave bipartidista y necesita conocer esa respuesta de antemano para poder desarrollar después todos sus prejuicios. 

El caso es que mientras en Europa estos partidos suelen estar asociados con partidos de derechas, en EEUU su identificación está en ala de los demócratas (la izquierda americana)

Para desgracia de los liberales, la derecha que suma mayor fuerza en Europa es de corte conservador, lo que supone un segundo problema al que se deben enfrentar y que tampoco han conseguido resolver: las políticas económicas liberales son rápidamente asumidas por los partidos conservadores, que además son los que acumulan la mayor cantidad de votos, por lo que acabar sumándose a ellos suele ser el camino más corto para poder alcanzar algo de poder y visibilidad. Eso acaba provocando dos problemas fundamentales: 

  1. que el resto de votantes les etiqueten fácilmente como partido de derechas.
  2. que las medidas de corte social no acaben poniéndose en marcha por estar en minoría en la coalición y acabe desencantando a sus votantes.

En el 2010, Nick Clegg, que era el líder del partido liberal demócrata del Reino Unido, alcanzó un acuerdo con los conservadores de David Cameron para formar gobierno. Nick acaba de conseguir uno de los mejores resultados en la historia del partido: 57 escaños. Durante toda la campaña defendió que su partido siempre se opondría a una subida de las tasas universitarias. Una medida que posteriormente no pudo cumplir debido a las presiones internas de su socio de gobierno y que provocó el inicio de una crisis de partido que acabó con su dimisión tras bajar a tan solo 8 escaños en las elecciones del 2015. 

Resolver el problema de las concesiones en una colación de gobierno no es fácil cuando no eres tú el mayoritario y este es el primer reto al que los partidos liberales deben enfrentarse hasta obtener una mayoría suficiente. Esta advertencia bien podría valer aquí para Pablo Iglesias. ¿Realmente cree que le acabará compensando una coalición con el PSOE? Ojo con esto.

El caso es que en España, C´s fue bien acogido por el votante liberal. Lo más parecido que existía hasta entonces, salvo el breve paso de UPyD, era el PP. Pero aunque su programa económico podría resultar atractivo, su conservadurismo en otros temas (culturales, sociales o territoriales) no terminaba de casar con el objetivo final de dicho pensamiento: la libertad plena del individuo. Una libertad sin ataduras morales, ni culturales ni históricas. Una libertad que te permita morir cuando uno quiera (el PP no está a favor de la eutanasia) vivir donde uno quiera (contrario al nacionalismo que propugna VOX) y hacerlo como quiera (opuesto a cualquier tipo de imposición cultural o tradición por parte del Estado). 

C´s surgía así como el partido que venía a ocupar ese espacio que quedaba libre entre las fracasadas políticas de los partidos socialdemocrátas (que solo funcionan si no existe clase media) y el carácter religioso conservador de la mayoría de medidas que poblaban los programas electorales de la derecha. Rellenó el hueco para aquellos que veíamos compatible pensar que, por un lado, bajar impuestos es una buena vía para crear riqueza y que, por otro, ninguna condición de raza, orientación sexual o país de origen te hace diferente.

Se podía votar a un partido que estuviera a favor del aborto pero también de favorecer a los autónomos. Se podía confiar en la libertad sexual y pensar que la mochila austriaca es una buena medida para reactivar empleo y la sostenibilidad de las pensiones. Se podía ser liberal e ir a votar, en definitiva, sin tener que renunciar a la mitad de tus principios. 

Con estas premisas el espacio en el centro se fue ensanchando. Cada vez que abrían una urna, Ciudadanos subía en escaños. El centro político ya no era una quimera, sino una realidad.

O al menos eso creíamos. 

Porque los datos demuestran que ese centro era mentira. O que al menos en España aún no existe como tal. Los escaños de C´s no venían en su mayoría de un votante liberal, como se pudo presuponer, y que aún sigue siendo minoría. Ha bastado la aparición de Vox y el cambio de cromos en el PP para devolver a la realidad al partido: una gran mayoría de sus votantes estaban ahí de paso. O bien esperando a que se les bajara el cabreo o bien descubriendo que enfrentarse al independentismo no te convierte en un partido de derechas. 

Porque no nos engañemos, introducir esta “tercera vía” en países de tradición bipartidista requiere de un esfuerzo de comunicación y explicación hacia la mayoría del que no se dispone. Nuestras mentes siguen funcionando en clave izquierda-derecha y los impactos en los medios de comunicación se cuentan por minutos.

Explicar medidas que apelan a la razón en un entorno contaminado por el populismo es imposible. Los programas electorales no se leen, las apariciones en medios suelen estar descontextualizadas y las campañas suelen basarse en dos o tres temas identificados como principales movilizadores de voto.

Y estas reglas del juego dejan vendido a los partidos liberales ya que dependiendo del perfil de dichos temas, su posicionamiento puede ser más cercano a la derecha o a la izquierda. Y en una campaña en la que Cataluña o el gasto público se han erigido como principales temas de debate, C´s ha tenido dificultades para encontrar su hueco. Por un lado, su posición con respecto a ambos temas permitieron que los medios de comunicación de la izquierda tuvieran fácil arrinconar al partido hacia la derecha manipulando lo suficiente el mensaje para asociar que menos impuestos es reducir el Estado de bienestar (aunque sea mentira) y que posicionarse en el lado de Casado y Abascal frente al independentismo es ser facha (mentira al cuadrado). 

Por otro, y sobre todo tras la aparición de VOX con un mensaje de unidad territorial más contundente, ha vaciado al partido del votante que solo estaba allí por ese motivo. 

A eso se unió que la careta liberal que utilizó durante un tiempo el votante más conservador ya no le hacía falta. El proceso de influencia informativa ya había invertido su dirección y había una mayoría suficiente que le permitía salir del armario y votar a VOX porque otra gente también lo hacía. Cuando los politólogos hablan de que la gente no vota al partido perdedor realmente están hablando de este proceso. Un buen ejemplo para explicar el poder de la influencia informativa sería el que nos encontramos en algunos restaurantes: basta con poner en un plato de la carta la etiqueta de “más vendido” o “el preferido por los clientes” para hacer subir las ventas de ese producto.

El repunte en las encuestas del PP también acababa por convencer al indeciso. Volviendo al ejemplo de los restaurantes, ante la duda, uno va siempre al local que esté más lleno. 

El principal error de Ciudadanos es que no supo ver a tiempo que no es posible hacer de C´s una especie de PP más atractivo. Básicamente porque no existe una mayoría progresista entre los votantes del PP. 

Por intentar ser positivo, al menos sé que el resultado que obtenga C´s este domingo nos dirá cuál es la base fiel que ha conseguido de verdad recopilar durante esta etapa. Entender bien el perfil de ese votante y esforzarse en consolidar una alternativa sólida, transversal, y opuesta al eje izquierda-derecha deben ser los pilares sobre los que empezar a construir el futuro. Resuelta la pantomina de ser el partido del IBEX, (¿pero hay algo más conservador que una empresa del IBEX? por favor, Iglesias) es el momento de posicionarse con claridad como el partido de los autónomos, de las clases medias, del emprendimiento y de los nuevos modelos de familia que se están creando. Quizá hasta una futura asociación con el Partido Libertario, P-Lib, ayude a retener y atraer en mayor medida al liberal puro que en muchas circunscripciones anda huérfano de partido. A este último, le invito hoy a que el domingo no se quede en casa. El bloque conservador vuelve a ganar protagonismo y aunque Ciudadanos no es lo que desearía, estoy convencido que es lo que más se acerca a la mayoría de sus principios.

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